- La verdadera libertad. Cuando sólo aquellos que tienen acceso a los monopolios de comunicación o tienen dinero para contratar spots pueden ser escuchados, no hay una verdadera libertad de expresión. Cuando con la anuencia de los Tribunales a los poderosos se les permite quebrantar los principios de equidad, no hay democracia.
- El rechazo a los monopolios. Cada vez son menos empresas e individuos los que concentran la riqueza (no sólo en nuestro país). En particular nos preocupa el ver cómo cada vez existen menos pequeños empresarios ante la imposibilidad de competir con estos monopolios. En pocas palabras se nos está condenando a ser una sociedad de empleados al servicio de unos pocos magnates.
- La defensa de la educación. No podemos permitir que la educación pasé de ser un derecho a convertirse en un privilegio. Tampoco podemos aceptar que sean el FMI o el BM los que determinen cómo debe ser nuestra educación.
- El respeto al medio ambiente. Por intereses económicos (tanto a nivel empresarial como individual) hemos permitido que nuestra comida cada vez esté más contaminada (con hormonas, transgénicos, químicos, etc) y que nuestros recursos naturales sean destruídos.
- La verdadera paz. NO la paz orwelliana en la que la guerra se vende como armonía.
Extracto del original publicado en el Blog Version Alternativa